Unos 120 habitantes son los que tiene la pequeña villa cántabra que ahora nos ocupa. Un núcleo poblacional este que es pequeño en este sentido pero que es muy grande en cuanto a atractivo. Y es que cuenta con una serie de rincones y monumentos que hay que visitar y disfrutar.
Así, uno de los símbolos de esta localidad que la ha hecho ser conocida dentro y fuera de su comunidad autónoma es la famosa Encinona. Una encina esta de grandes dimensiones que asombra a todo aquel que la observa por primera vez.
Pero no queda ahí la cosa. En Cabanzón existen edificaciones artísticas de gran valor y riqueza como sería el caso, por ejemplo, de su Torre que está catalogada como Bien de Interés Cultural. En el siglo XII parece ser que fue cuando se puso en pie dicha construcción que formaba parte de un conjunto de fortificaciones que se erigieron en el valle del Nansa.
Al señorío de Rábago perteneció aquella que destaca especialmente por alguno de los elementos que ha conseguido mantener con el paso del tiempo. Nos estamos refiriendo a su paseo de ronda, a sus almenas de formas cuadradas y también a aspilleras que tiene la muralla.
No menos significativo en este paseo patrimonial por Cabanzón es la Iglesia de Santa Eulalia de Mérida que es de estilo barroco y que destaca por conservar en su interior tanto un bello retablo que está datado en el siglo XVIII como una cruz del humilladero.