Cualquier turista que se encuentre en la ciudad de Santander tendrá ante sí la posibilidad de visitar un amplio conjunto de monumentos de gran valor arquitectónico y artístico que se han convertido en el símbolo de la ciudad. Muy afamados son y por eso cualquiera que pise por primera vez la urbe no duda en visitarlos.
No obstante, hay que subrayar que igualmente existen otras edificaciones que, aunque son más desconocidas, cuentan también con un gran valor. Este sería el caso, por ejemplo, del Mercado del Este.
En el año 1839, en la zona conocida como el Ensanche, es donde comenzó a construirse dicha edificación civil por orden del entonces alcalde de Santander, José María López-Dóriga. El arquitecto local Antonio Zabaleta fue a quien se le encargó la puesta en marcha de aquella que tiene el privilegio de ser una de las primeras galerías creadas en nuestro país con un claro objetivo comercial. Un hecho que motivó la admiración en aquel momento de este mercado por ejercer como pionero.
Estéticamente es un edificio sencillo compuesto por un trazado de calles cubiertas donde se acogen espacios de diversos tamaños para la inclusión de puestos en los que comprar todo tipo de productos. En concreto, está formado por un total de 2.400 metros cuadrados.
Productos delicattessen o flores son así algunos de los elementos que pueden adquirirse en este Mercado del Este, catalogado como Bien de Interés Cultural, donde además se establecen exposiciones temporales y donde hay una oficina de información turística.